Según un estudio de eamericas.org, en las pasadas elecciones presidenciales, ningún candidato utilizó redes sociales de manera oficial.Tampoco emplearon propuestas colaborativas, participativas o vínculos directos con donantes.
De los 100 políticos más influyentes y representativos del país, 60% no tienen presencia oficial online, y 53% ni siquiera tiene el registro de su dominio.
La indiscutible revolución que están generando las redes sociales como Facebook, Twitter o Linkedin, para nombrar sólo algunas, han cambiado la forma de comunicarse a millones de personas alrededor del mundo.
Lo sucedido con el director de cine Kevin Smith es un ejemplo de esta realidad. Acostumbrado a viajar en la línea aérea Southwest siempre utilizo dos asientos ya que es una persona de gran peso. en uno de sus viajes su avion no pudo despegar y fue derivado a otro el cual no tenia disponibilidad de dos asientos contiguos. Como no entraba en un asiento la aerolínea tomo la mala decisión de bajarlo del avión. Smith muy enojado envió inmediatamente varios twitts a sus seguidores informando la situación que estaba viviendo. Lo que seguramente no sabía Southwest es que a Kevin lo siguen más de 1,6 millones de seguidores en Twitter. En pocos minutos el tema llegó a ser nota principal de diarios, revistas y canales de televisión causando un gran daño a la reputación de la empresa.
Cualquier político que se precie de tal debiera aprovechar esto al máximo, a fin de cuentas si alguien necesita estar en contacto con la ciudadanía aprovechando las ventajas de la comunicación personal a través del efecto red son ellos.Quien mejor entendió esto es el mismísimo Obama. Sus más de 8 millones de seguidores en Facebook y 3,6 millones de seguidores en Twitter muestran la verdadera importancia que le da el presidente y su equipo de gobierno a la comunicación.
El correcto uso de una herramienta sociales como Twitter y Facebook requiere un acercamiento a la tecnología y dedicación que para algunos políticos se hace cuesta arriba. Ayudarse de otros profesionales que asesoren sobre la tarea de dinamizar el perfil no es ningún drama. Se trata de hacer un uso correcto de la herramienta y compartir experiencias para sacar el máximo rendimiento.
Las redes son instrumentos que deben ser tenidas en cuenta, pero de una manera seria y con conocimiento. Sabemos que la vida de un político está llena de eventos, reuniones y viajes oficiales, pero la reputación digital hoy día es tan importante como la real.
El atractivo más grande que tiene poseer un perfil en las redes sociales es la posibilidad de contar con un canal de comunicación directo y personal, si olvidamos esto pierde todo el sentido y se convierte en una simple herramienta propagandística.
No tener en cuenta que para los usuarios de este tipo de redes la naturalidad y el trato personal y más humano es fundamental, es el mas común de los errores en el que incurren los políticos. En el momento en que no existe conversación, la comunicación se ve empobrecida hasta convertirse en un mero canal de información unidireccional.
Twitter y los Políticos
En el caso particular de Twitter el líder indiscutido es presidente estadounidense, Barack Obama, quien está en el quinto lugar en el nivel mundial con 4.474.546 de seguidores. Entre los latinoamericanos se destaca la presencia del mandatario venezolano, Hugo Chávez, en el puesto 301 con más de 645.000 adeptos, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con más de 75.000 seguidores está en el lugar 1.798. En tanto, la cuenta @reflexionfidel que twittea las palabras del ex mandatario cubano Fidel Castro cuenta con casi 49.000 adeptos. Otros líderes políticos que sobresalen son el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, en el lugar 67 con más de 1.700.000 seguidores y el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore el el puesto 35 con 2.139.150
..Y en argentina?
Macri y De Narváez tienen respuestas automáticas para sus seguidores, en las que les agradecen su interés y les invitan a sumarse a sus Facebook, a sus blogs e incluso a trabajar como voluntarios en sus campañas
Aníbal Fernández y Héctor Timerman son los principales referentes del gobierno quienes superan las diez entradas diarias (tweets). Propuestas de gobierno, respuestas a periodistas, noticias, comentarios de fútbol… todo tiene cabida en la página del expresivo jefe de Gabinete argentino.
Cristina Fernandez de Kirchner cuenta con mas de 210.000 seguidores y un promedio en este último tiempo de 3 a 4 twitts diarios, extendiendo su presencia en el Canal YouTube oficial del Gobierno Argentino.
Además en la lista está la diputada María José Lubertino que twittea más de 60 veces por día. Siguen el ránking de los que más escriben diariamente los que superan los 10 twitts en el día, Ezequiel F. Langan, Felipe Solá y Daniel Lipovetzky.
La gran mayoría usa twitter como un canal unidireccional, salvo Gabriela Michetti y Jorge Macri, quienes parecen haber entendido la idea de la red de microblogging encabezando el ránking de los que más se comunican con la gente.
Aunque Facebook se ha transformado en un boom, son pocos los políticos que han sabido generar una buena base de seguidores.
La página oficial de Francisco de Narváez en Facebook tiene alrededor de 5000 fans mientras
Mauricio Macri es seguido por más de 21.000 seguidores en Facebook ,Gabriela Michetti tiene 4.100 seguidores en Facebook. A Elisa Carrió parece no interesarle Twitter pero en tiene varias cuentas, una de ellas tiene más de 4.500 y otra 2.300 no quedando claro cuál es la oficial. Ricardo Alfonsín también tiene varias páginas en Facebook que sumadas superan los 10.000 seguidores,
El vicepresidente Cobos tiene más de 17000 seguidores en su página oficial.
Como si de niños con juguetes nuevos se trataran, los políticos argentinos se han enganchado a la "twittermanía" y parecen encantados con un invento que les permite difundir sus actividades y despellejar a contrincantes políticos y periodistas críticos.
Todo esfuerzo es poco para atraer votantes, especialmente en año pre-electoral y con un panorama muy poco claro sobre las alternativas de los aspirantes al sillón presidencial.
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